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<>Cuando el lector abra la primera página de este libro todavía la pizarra del estadio estará abrazada a ceros y el periodista Boris Luis Cabrera empuñará el madero como primer y único hombre en la alineación. Le regalará a usted nueve innings, digo, ocho capítulos de lectura, y en cada uno habrá una parte viva, a ratos desgarradora, pero siempre cubana, de la historia de nuestro béisbol. Así entramos con él a esos pasajes que muchos conocimos como testigo y ahora lo viviremos desde la lectura fresca y nuevamente estremecedora. El batazo de Enriquito Díaz para decidir el campeonato azul en el Latinoamericano, el jonrón de Medina en la Copa Intercontinental de Edmonton 1981, el ponche corajudo de José Modesto Darcourt a Orestes Kindelán en un domingo inolvidable, la reacción de Muñoz ante un pelotazo cantado y que hizo correr al lanzador una final de 100 metros, o el hit de oro del Curro Pérez en el mundial de 1969, por solo citar algunos. Luego entraremos al inning más complicado y paradójicamente más atractivo de este juego. En entrevistas atrevidas, picantes, a veces demasiado contemplativas y magnetizadas solo por lo que dice el entrevistado, nos presenta dos caras de un único béisbol: los peloteros que emigraron y quienes hicieron todas sus carreras en Cuba. En Tony Oliva, Pedro Ramos, Mael Rodríguez, Euclides Rojas, Pablo Miguel Abreu, Yadel Martí, Deynis Suárez, Irait Chirino, Michel Abreu y Remigio Leal flota esa añoranza por la Cuba que dejaron y muchos reencontraron luego con el mismo amor a su deporte nacional. Conceptos como traidores, respeto y cubanía son recurrentes, aunque no necesariamente compartidos de igual manera por Muñoz, Medina, Ulacia, Fernando Sánchez, Andrés Ayón u Osmani Urrutia. Tampoco quiso olvidar a los técnicos o directivos, Boris no deja afuera a los hombres de negro encargados de impartir justicia. En uno de los últimos compases de este encuentro con la lectura, regresaremos a las crónicas por el adiós de algunos imprescindibles: Pedro José Rodríguez, Ismael Sené y Ernesto Reynoso, al tiempo que alimenta un capítulo jamás recogido en libros sobre esta temática: los anónimos, en el que rinde tributos más que merecido al comentarista deportivo, al cargabates, el anunciador del Latinoamericano, a la reportera más recordada del béisbol (Julia Osendi) y al historiador.

Historias del baseball cubano

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